Este primer año contigo ha sido el tiempo más especial de mi vida. Desde aquellos días en los que éramos solo amigos, sentí una conexión increíble contigo. Cada conversación contigo hacía que el tiempo volara, y descubrí en ti una persona con una pureza y dulzura que nunca había conocido en nadie más. Recuerdo cómo desde julio, cuando apenas nos conocimos, me atrajiste por completo, y no solo por cómo decorabas tus perfiles o tu forma de ser con la gente, sino por cómo eras realmente: alguien que se preocupaba por los demás, alguien leal, amable, alguien con una bondad que iluminaba incluso los días más oscuros.
Hay recuerdos que han marcado mi vida, momentos en los que sentí que algo dentro de mí cambiaba para siempre. Como aquella noche de septiembre, cuando entendí, con una claridad casi abrumadora, que debía estar a tu lado, que no había nada más importante que consolarte. Te vi enfrentarte al dolor de lo que tu ex te había hecho, y aunque no podía imaginar del todo lo que sentías, supe que no podía abandonarte. No importaba el sueño, ni el cansancio; lo único que me importaba era ser el apoyo que necesitas, aunque fuera solo a través de una pantalla. Te acompañé hasta el amanecer, y fue en ese instante, en el silencio de la madrugada, que entendí que te amaba. No teníamos que ser algo oficial para saberlo; lo sentía en cada palabra que compartíamos, en el impulso de quedarme a tu lado sin importar qué. Desde ese día, sólo supe una cosa: quería ser quien te cuidara, quien te acompañara en cada tormenta, para que nunca más tengas que enfrentarte al dolor sola.
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No importa que ahora haya kilómetros entre nosotros, cada día siento que estamos más cerca. Pienso en el día en que podamos abrazarnos de verdad, cuando puedas descansar en mi pecho, relajarte, y sentir la calidez que tanto quiero darte.
Pensarte llena cada rincón de mi ser, como si encontrarme contigo en mi mente fuera todo lo que necesito para sentirme completo. A veces me sorprendo riéndome solo, perdido en las calles, al imaginar nuestro futuro. Visualizo ese día en el que pueda llamarte, des la vuelta y me mires con esos bellos ojos, con ese bello rostro, con tu suave cabello, con tu dulce voz, y juntos construir una vida que sea solo nuestra. Por ti, cada esfuerzo, cada paso que doy cobra sentido, porque sé que quiero llegar a ti siendo lo mejor de mí mismo. Sueño con ser esa persona en la que puedas confiar, con ser el refugio que siempre tengas a tu lado. Haré lo imposible por verte feliz, porque te amo, y no hay nada que pueda llenar mi corazón más que imaginarte a mi lado, en cada momento y en cada promesa que nos espera.
Quiero que en mí encuentres siempre un refugio, un espacio donde puedas ser tú misma, donde te sientas libre y segura. Que sientas que no importa la carga que lleves, siempre estaré ahí, dispuesto a sostenerte. Quiero ser quien comparta contigo no solo tus sueños y tus alegrías, sino también tus silencios, tus días buenos y aquellos en que el peso sea más difícil de llevar. Anhelo ser quien te abrace en los momentos de tristeza y quien logre arrancarte una sonrisa en medio de cualquier tormenta.
Emma, este primer año ha sido apenas el prólogo de lo que somos. Prometo seguir amándote y adorandote, cada día construyendo, con paciencia y devoción, el amor que quiero que nos sostenga siempre.
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Siempre he guardado cada palabra nuestra como si fuera un tesoro, cada conversación, cada mensaje que hemos intercambiado, cada diminuto detalle que compartimos. Guardo esas fotos de nuestras charlas en Discord, en WhatsApp, o de esos momentos juntos en los juegos, como si fueran fragmentos de un universo solo nuestro. Son recuerdos que llevo conmigo, que me llenan y me acercan a ti, aunque haya kilómetros entre nosotros. Me derrito en cada instante en que, sin aviso, nos decimos “mwa”, es una de las cosas que me gustan de ti.
Contigo, lo malo se vuelve pura felicidad. Imagino el sonido de tu risa mientras jugamos, esa risa que he dibujado en mi mente tantas veces y que sé, en lo más profundo, que será aún más hermosa cuando pueda escucharla. Me haces sonreír incluso en tus enfados más inocentes, como aquella vez en Genshin, cuando te enojaste porque te dije “cabezona” y me vi obligado a seguirte en silencio hasta que tu enojo se diluyera. Amo esos momentos, tus celos, tus caprichos; son fragmentos de tu esencia, de tu pureza y de ese carácter que te hace única, y me muestran la ternura y la magia que hay en ti, me muestran una inocencia que adoro en ti.
Emma, tu lealtad me llega al alma y me hace sentir seguro en un mundo donde eso es tan difícil de encontrar. Me llenas de confianza y paz, y saber que siempre me eliges primero es un don que valoro más allá de cualquier palabra. Eres el hogar al que pertenezco, eres mi todo, y el tiempo que hemos dedicado a construir este amor es el tesoro más preciado de mi vida.
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Sueño con nuestro primer encuentro como si fuera una escena grabada en mis pensamientos. Te imagino allí, muy nerviosa y tímida, evitando mirarme al principio, mientras yo intento ocultar mi timidez tras una calma que apenas puedo sostener. Pero sé que en el instante en que te abrace, todo temor desaparecerá, y quiero que sientas en ese abrazo todo lo que mi corazón ha guardado para ti. Con solo un abrazo quiero decirte cuánto deseo cuidarte, protegerte, y que siempre encuentres en mí un refugio seguro, un hogar. Razón por la que llame a esta página “refugio en ti”.
En un tiempo oscuro, la soledad me abrazaba con fuerza, y miraba una pared vacía, perdido en mis propios pensamientos. Los días se deslizaban como sombras, sin color, sin luz. Cada amanecer era oscuro, un recordatorio de que el vacío estaba presente.
Pero, de repente, tus palabras y presencia llegaron como un rayo de luz, rompiendo el silencio que me rodeaba. Tus mensajes fueron un faro, iluminando la oscuridad con su calidez. En cada conversación, encontré un refugio, un lugar donde podía ser yo mismo, donde el peso de la soledad se aligeraba.
Aunque el sentimiento de la soledad a veces me acechaba, tú fuiste la chispa que encendió mi corazón.
Así que aquí estoy, agradecido por ti. En todo esto, mi papá y otros seres queridos también me tendieron la mano, pero tú fuiste quien trajo luz a mis días grises. Contigo, he encontrado un refugio, un hogar donde mi felicidad florece, y, mi mayor deseo, es y siempre será, que tú seas feliz.
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Emma, en este vasto océano de la vida, tú eres el pez que elegí, el único que deseo tener a mi lado. Te amo con una intensidad que trasciende las palabras, porque en ti he encontrado un refugio y una paz que nunca supe que necesitaba. Eres el faro que ilumina mis días oscuros, el susurro que me recuerda que hay belleza en cada rincón del mundo.
Eres mi flor, la más especial entre todas las demás. En un jardín lleno de colores y fragancias, tú destacas con tu esencia única. Tu voz es la melodía que llena mi corazón de alegría, y tu amor es el sol que hace florecer cada parte de mí. No hay otra como tú, y jamás querré a alguien como te quiero a ti.
Te prometo que mi lealtad es inquebrantable, que mi compromiso contigo es eterno. En cada paso que doy, en cada decisión que tomo, tú estás en mi mente y en mi corazón. Nunca olvidaré lo que hemos construido juntos, y sé que, pase lo que pase, siempre estaré aquí para ti.
Eres mi razón, mi sueño hecho realidad, y cada día a tu lado es un regalo que atesoro profundamente. Contigo, quiero explorar el mundo, construir un futuro lleno de amor y momentos hermosos. Siempre serás mi elegida, la más bella de todas las flores.